ORDALÍA o EL JUICIO DE LOS MERCADOS

Pintura mural de Giotto en la que San Francisco de Asís se somete a una ordalía por el fuego (1298)

“Si no ha dormido contigo ninguno y si no te has descarriado, no has sido infiel a tu marido, indemne seas del agua amarga de la maldición; pero si te descarriaste y fuiste infiel, contaminándote y yaciendo con otro, Yavhé te maldice, entre esta agua de maldición en tus entrañas para hacer que tu vientre se hinche y se pudran tus muslos”.
                                                                                                             Números 5:19



En la Antigüedad y en la alta Edad Media algunas culturas utilizaron como practica judicial la llamada Ordalía , prueba de carácter mágico o religioso destinada a demostrar la inocencia o culpabilidad de un acusado recurriendo a la intervención de Dios, también conocida como el Veredicto Divino.

La ordalía del “agua caliente” se aplicaba en los delitos contra la propiedad y consistía en introducir en una caldera de agua hirviendo piedras y hacer que el acusado las sacase; después se le vendaban manos y brazos y se esperaban tres o cuatro días, si tenia quemaduras era culpable y si no tenia era inocente. Dios era considerado el juez supremo que debía decidir el resultado de la prueba. En el Antiguo Testamento; específicamente en el libro Números, capitulo 5 “La Ley sobre los Celos” se habla sobre la aplicación de un tipo de ordalía, que consistía en dar a tomar a la mujer presuntamente adultera un brebaje (aguas amargas); si se hinchaba su vientre era considerada culpable de infidelidad y sino era inocente.

En estos últimos días, observamos como los mercados nacionales e internacionales están sometiendo a nuestro gobierno a una Ordalía. Y no se trata precisamente de cruzar un río, beber aguas amargas o tomar piedras candentes con las manos. Se trata de probar cuan dispuesto está el Presidente Mauricio Macri y sus ministros a llevar adelante las verdaderas transformaciones que el Mercado Financiero necesita para hacer sus negocios. La cháchara, como supo decir alguna vez aquel Senador por Catamarca, hizo presa de los funcionarios y de los supuestos economistas afines a la administración macrista. Tanto fue así que uno de ellos fue crítico por la decisión de las autoridades del Banco Central de aumentar la tasa de política monetaria hasta el 60%. 
"Delirio. La economía real se derrumbará más todavía" dijo José Luis Espert, pues de este personaje estamos hablando. 


“A partir del 11 de diciembre no hay más cepo, yo lo dejo flotar como corresponde; yo dejo que la gente compre y venda dólares, porque van a sobrar dólares en Argentina de diciembre en adelante" prometió nuestro amado Presidente Macri. 
Y verdaderamente creemos en sus palabras. Que la gente compre y venda dólares libremente, sin cepos ni regulaciones estatales que otra vez nos van a llevar al desastre. Que el precio de la moneda norteamericana fluctúe a su libre albedrío. En los días previos fuimos testigos de esa ordalía financiera que nos esta poniendo a prueba. No podemos ser tan necios de perder la calma por la suba de la cotización del billete verde. Tampoco debemos dejarnos amedrentar por declaraciones de pusilánimes como Espert a los que les tiembla la mano si ven que la tasa de política monetaria se eleva hasta el 60%. Siempre redundará en beneficio de los que más tenemos y más queremos.

Debemos sortear esta Ordalía financiera. El Juicio de los Mercados nos impone esta prueba que debemos conjurar. Es nuestro compromiso suprimir cualquier tipo de obstáculo, no solo a la libre flotación de moneda extranjera sino a la obtención de ganancias por los usos y costumbres que la plaza financiera nos requiere. 
Y no escuchemos a los atrabiliarios de siempre que se aterrorizan ante el veredicto del Capital Financiero. Sepan estos temerosos que este camino es irreversible.
 


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