Los del Newman siempre fueron pechos fríos
Es sabido que hay gente que pese a nacer en hogares probos, no está a la altura de su clase. Particularmente, hay una suerte de instinto gregario que mantiene unidos a los tibios en sus distintas experiencias sociales. Es este el caso del Colegio Cardenal Newman de la Ciudad de Buenos Aires, institución en la cual parece reunirse la casta más frágil de la raza superior argentina.
Es hora que los clarines de alerta suenen y se ponga blanco sobre negro (como corresponde).
Lo dijimos ayer, cuando en las fiestas las chicas del Newman preferían a otros Wasps como nosotros antes que a esos debiluchos alfeñiques de cuidada estética y moderadas costumbres. Lo decimos hoy, cuando la Argentina blanca pensaba que había -al fin- la gente como uno recuperado la administración de la vida nacional para si.
Los zigzagueos, la pusilanimidad abyecta que ponen en la gestión de gobierno las maricas del Newman, merece que se les marque la cancha.
Es la hora de GIT.
Es hora que los clarines de alerta suenen y se ponga blanco sobre negro (como corresponde).
Lo dijimos ayer, cuando en las fiestas las chicas del Newman preferían a otros Wasps como nosotros antes que a esos debiluchos alfeñiques de cuidada estética y moderadas costumbres. Lo decimos hoy, cuando la Argentina blanca pensaba que había -al fin- la gente como uno recuperado la administración de la vida nacional para si.
Los zigzagueos, la pusilanimidad abyecta que ponen en la gestión de gobierno las maricas del Newman, merece que se les marque la cancha.
Es la hora de GIT.
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